martes, 27 de septiembre de 2011

Titán de la Mancha 2011






Titán de la Mancha 2011


A la Tercera va la vencida...
O eso dicen, el caso es que en esta 3ª edición de la Titán de La Mancha, se han animado más bikers del club, hasta ahora ponían excusas baratas, del tipo...”eso es muy largo”, “no va con mi personalidad”, “me he dejado abierto el grifo”, “tengo cita con Claudia Schiffer”, y cosas por el estilo, pero mira por dónde, creo que haber hecho el Soplao este 2011, ha quitado todos los miedos y complejos que podían haber, el caso es que nos hemos presentado 8 Gigantes 8, y otros 3 añadidos del pueblo, para hacer esta titán, que va camino de convertirse en un ruta mítica de entre todas las existentes a lo largo de la geografía. Dentro de unos años, quien no haya asistido a una edición de la Titán, no será nadie en el mundo del MTB, jeje.
Pero vamos por orden, nos juntamos como siempre en el pueblo para ir todos juntos, y aparecemos a las 22,45 h. en el Pabellón establecido como punto de reunión por la No Organización, todo perfecto, sin retrasos, sin olvidos, según marca el guión, recogemos nuestros dorsales (novedad este año) personalizados y todo, un detalle que se agradece puesto que así sabes como se llama el compañero que pedalea al lado tuyo y que no conoces, junto con los dorsales una bolsita con uvas (estamos en vendimia) para tomarlas en la plaza antes de salir.

La locura de estos momentos es total, nervios por todos sitios, bikers preparando los equipos, luces, avituallamientos, mochilas, etc., y por mi parte, un ir y venir saludando a amig@s, Eva de Madridejos, Molly de Rutómetro, Juan Antonio y sus compinches del Sportbike, Markievich, Basky y Bienvenido de Bikesol, Germán de Illescas, Kiowa, Pule, David y M.Victoria (su sufrida novia), y por supuesto a los No Organizadores, Fran, Javier, Rubén, Luis y Javivi, y además instrucciones telefónicas a Yolanda, que desde Miguelturra se nos ha perdido unos kilómetros y aún no ha llegado.

Hora bruja, las 00,00 h. del sábado, con las campanadas nos tomamos las uvas, aquí suenan desde la 1ª, no hay “cuartos” (claro, como estamos en crisis) y el resultado es que nos las comemos en un plisplas, y después de las fotos de rigor, nos lanzamos a la aventura por esos caminos de Dios.
La salida por las calles de Alcázar es apoteósica, la gente aplaudiendo, los coches con los que nos cruzamos tocando el claxon, supongo que será para animar y no porque les molestemos, el caso es que raudos como centellas (siempre he querido poner esto) salimos por la plaza del Arenal y vamos hacia el polígono industrial, donde nos encaminamos hacia Villafranca ya por caminos, el comienzo es rápido y se rueda a buena velocidad, la imagen que ofrecemos es de puro espectáculo, 67 bicicletas con sus correspondientes luces, moviéndose al unísono y serpenteando en la oscuridad, hace una noche estupenda de temperatura y no hace frío, me adelanto un poco para poder hacer unas fotos antes de cruzar el río y la imagen es la de un “tren expreso” que viene directo hacia mí.


La primera parte se rueda de manera compacta, y hace algo de fresquito en la zona que transcurre paralela al río, los no organizadores Luis el Cuco y Rubén, van cerrando la comitiva para asegurarse que nadie se queda descolgado, además este año contamos con la colaboración de Protección Civil (un aplauso para ellos), que nos acompañará durante toda la ruta, el tiempo transcurre según el horario previsto y la primera parada la hacemos en Villacañas, aquí vuelan los plátanos y la bebida isotónica, quien más y quien menos, sabe que la hidratación y la alimentación es importante para una ruta de esta dureza, y hay que seguir los consejos de Fran “beber sin hambre y comer sin sed” ¿o era al revés?.


Nos ponemos en marcha, dirección a Lillo, bordeando la sierra con los molinos a nuestra derecha, se comienza subiendo (será la tónica en todas las paradas), para ir en un continuo sube y baja hasta nuestra siguiente parada, en este tramo, Yolanda tiene problemas con sus luces, al parecer de las 2 que trae una se le ha roto y la otra se ha quedado sin pilas, con la piedra que hay por esta zona y dado que se rueda a velocidad elevada es complicado para ella, hacemos un alto y le paso un frontal de reserva que me había traído, no alumbra como un foco, pero al menos ilumina lo suficiente y mucho más que los focos que tiene, en este tramo también tiene Julián su primer percance, salida de cadena al subir una cuesta, sin consecuencias, le echan un cable Rubén y Luis y asunto arreglado, cuando abandonamos la zona de la sierra y nos encaminamos a la segunda parada, primer pinchazo, esta vez de Javi, cambiamos la cámara no tan rápido como los de Formula 1, pero tampoco tardamos mucho y nos reintegramos al pelotón.
Parada en un merendero de la Ruta del Quijote, hay que aprovechar las infraestructuras que para eso están, aquí ya la mañana es más fresquita, aprovecho para ponerme el cortavientos y los manguitos, ya no tendremos parada hasta desayunar en Uclés, el horario viene siendo lo previsto y no tenemos incidencias, bueno sí, ya nos hemos dado cuenta de que nuestro compañero de viaje será el maldito polvo, unas veces llevadero y otras insoportable, zona cercana a río, mucho polvo, zona cercana a sierra, sin polvo, claro esto es lo que tiene el directo, que como no ha llovido están los caminos muy secos y la tierra levantada, para el próximo año, a ver si los regamos un poco unos días antes.
Salimos de nuevo, y cómo no, otro pinchazo, y también de los gigantes, esta vez Iñaki, pero como es muy hábil y ya sabe más que un perro viejo, en vez de cambiar la cámara, le mete un bote de espuma antipinchazos y en un momento estamos otra vez tragando polvo con todo el grupo.
La velocidad es muy controlada pero en ningún momento se va “durmiendo”, las horas ya van haciendo mella en el ánimo y el murmullo de conversaciones va en sentido inverso al cansancio del grupo, cruzamos la A3, por un puente elevado y aprovechando las primeras luces del alba, me descuelgo un momento y me quedo en “tierra de nadie”, disfruté durante unos kms. de la soledad como única compañera, me apetecía contemplar la penumbra que íbamos cruzando y desconectar mentalmente de todo, sólo pedalear y disfrutar el momento.


A unos kms. de Uclés, me “emparejé” (entiéndase la metáfora) con Tonycam, que este año nos acompañaba, un maestro jedi de las fotos y los vídeos sobre/con/de bikers, en ese momento iba un poco tocado mentalmente, puesto que no está acostumbrado a este tipo de rutas, pistas y más pistas, polvo y más polvo, y ninguna trialera que es lo que le gusta, pero bueno, charlando un poco nos encontramos con la silueta del Monasterio de Uclés al fondo.


Una de las mejores impresiones del día, la luz del amanecer a la espalda de la figura recortada del Monasterio, no voy a decir que sólo por eso merecía la pena venir, pero sí, que es uno de los detalles para tener en cuenta, la vista es espectacular, ascendimos hasta la plaza pasando por la puerta del monasterio y procedimos a asaltar el bar “La Posada de Perico”.


Desayuno pantagruélico, zumos varios, café y colacao, bollería variada y en ingentes cantidades y agua, no creo que nadie se quedara con hambre, arrasamos cual plaga de langostas el mostrador donde estaba todo preparado, el descanso nos vino bien, sobre todo para lavarnos un poco y desprendernos del polvo que acumulábamos, el día ya estaba en marcha, dejamos atrás la noche, los focos y la ropa de abrigo y después de un merecido reposo nos encaminamos de nuevo a nuestro reto.
El horario ya acumulaba cierto retraso, no excesivo pero sí para no entretenerse más de lo debido, y la salida de Uclés, fue como he comentado antes, cuesta arriba, ascendimos el cordal de la Sierra,


aquí el pelotón se fue desgranando, obviamente cada uno subía a su ritmo y eso hacía que se fuera estirando, tras un pequeño reagrupamiento, la bajada ocurrió más de lo mismo, lo que hizo que nos agrupáramos de nuevo ya en la villa de Saelices, donde tuvimos la fortuna de encontrarnos con las fiestas de ese pueblo y con la gentileza de su alcaldesa que nos dio sendos bocadillos a todo el pelotón, bocata que creo que por inesperado a más de uno nos supo a gloria.
Tras Saelices, atravesamos las ruinas de Segóbriga por uno de sus laterales, gracias una vez más a la gestión del alma mater de la ruta, nuestro amigo Fran, que abrieron unas cancelas exclusivamente para que pudiéramos atravesar por esa zona, estas ruinas fueron el aperitivo a la zona más animada de la ruta, y no me refiero al ritmo, sino al paisaje que pudimos contemplar, bordeando el río Cigüela por un cañón precioso, con edificaciones en ruinas y vegetación propia de la rivera de un río, aquí el polvo había desaparecido por la humedad existente, aunque a estas alturas, el sol estaba en lo alto y ya calentaba más de la cuenta.


Al igual que el episodio de Don Quijote, nosotros tuvimos un altercado con un rebaño de ovejas, que al ver a los primeros del pelotón pasando a su lado, se animaron y quisieron competir con ellos, lo que hizo que el rebaño entero echara a correr con el consiguiente susto y disgusto del pastor que tuvo que salir detrás corriendo para volver a controlarlas, por suerte, no ocurrió ningún percance, porque los que iban detrás del pelotón tuvieron que sortear dicho “ejercito” que invadió el camino sin ningún temor.


Así, con algún parón para arreglar problemillas técnicos y otros para agruparnos, incluyendo un alto en un aljibe para beber,


llegamos hasta la siguiente parada técnica en boxes, en el Puente del Río Záncara, el retraso iba adquiriendo un tamaño considerable, según el planning, deberíamos estar a las 11, 00 hora zulú (esto es que lo dicen en las pelis y queda bien), y sin embargo hemos aparcado las bicis a las 12,30 h. así que eso de llegar a la Plaza de Alcázar sobre las 18,00 h. me da a mí que no va a poder ser.


En fin, que reanudamos la marcha, hemos pasado del Cigüela al Záncara, y a pesar de eso, el polvo sigue con nosotros, aquí bordeamos también zona de monte bajo y el paisaje no es el habitual, hasta que nos separamos un poco para pasar al lado del Castillo de Haro, donde, tras volver a cruzar el río, nos metemos de lleno en la Mancha más genuina, la de las viñas por doquier y los caminos llenos de polvo, a estas alturas, mi hermano me ha masacrado el móvil con las llamadas para ver dónde estamos, porque está esperando en Villaescusa de Haro, con la intención de hacernos unas fotos y pasar un poco de envidia, pero nos encontramos perdidos (es un decir) en mitad del camino, esta zona la tengo reciente, por la vueltas que me di este verano para grabar el track y de paso, entrenar un poco, el problema viene a unos 8 kms. de Villaescusa, no sé si fue el bajón que me dio cuando mi hermano dijo que se iba, que no podía esperar más, o que no había comido desde hace rato, pensando en que ya quedaba poco para comer, el caso es que pasé mi crisis, yo la llamo la crisis de los 180, porque eran los kms. que llevábamos y porque en las pequeñas rampas que subíamos el pulsómetro se me ponía a esa cifra, así que con mucha resignación, y basándome en la experiencia acumulada (uno ya tiene sus años), me dediqué a ir a mi ritmo, en un parón para agruparnos, seguí tranquilamente por delante del grupo, pero me encontraba vacío y sabía que teníamos que subir un par de cuestecitas aún, así que a mi ritmo, pim, pam, pim, pam, pedal arriba, pedal abajo, fue recorriendo metros, el pelotón ni que decir tiene que me pasó como una estampida en cuanto dieron la orden de salir, y una vez acordado que pararíamos a comer en Villaescusa, la gente empezó a tirar de desarrollo para llegar antes y estar más tiempo descansando.
Me pillaron Iñaki y Tachen, y me hicieron un mundo, porque me animé y recuperé las pocas fuerzas que me quedaban para subir las cuestas, para mí, mejor de lo esperado, porque ya tenía asumido que reptaría por ellas como un lagarto, pero no, el ritmo fue muy llevadero y subí mejor de lo que pensaba, obviamente la bajada fue vertiginosa, y la entrada al pueblo, para en un bar y beberme una cerveza con limón, fue todo uno.
Descanso merecido y comida tranquila, ¡qué rica la pasta!, y un trozo de sandía fresquita (gracias Javi) y un café después, hizo que se me recargaran las pilas y volviera a ser yo, tampoco es que sea gran cosa, pero al menos, volvía a tener fuerzas. Aquí se incorporan José María y Felipe con una furgoneta de apoyo.
Salimos después de la sobremesa, el retraso ya era insalvable, las 2 horas no las bajaba nadie, y para no perder la costumbre, recién comidos y una subida por delante, bueno una, no, dos, porque desde Villaescusa a Belmonte no hay un tramo llano, es subir o bajar, así que quien más y quien menos, subió a su ritmo, y nos volvimos a reagrupar a la entrada de Belmonte, ascendimos para pasar por la plaza y a la salida, tuvimos el único susto de importancia del día, un compañero de Murcia, al hacer una foto al molino que tienen en Belmonte, se cayó al ir a guardar la cámara, y se hizo un corte en el codo, por suerte, sin importancia y lo curó Protección Civil y siguió la marcha.
Atravesamos Monreal del Llano como “alma que lleva el diablo”, a decir verdad, a estas horas, el cansancio era grande, pero la confianza que da el saber que nos queda muy poco para acabar hace que todos fuéramos bastante ligeros y sin contratiempos.
La parada obligatoria por cuestiones fisiológicas de un biker, en Mota del Cuervo, hizo que nos expandiéramos en todas direcciones buscando, agua, sombra, descanso, e inundáramos la gasolinera del pueblo. Parada breve, porque la auténtica será en El Toboso y sólo estamos a 10 kms.
Aquí sí, aquí la euforia ya está casi desbordada, nos esperan las furgonetas para el último avituallamiento, y ya tenemos las 2 caras de la moneda, por un lado, las alegrías, abrazos y tonterías varias entre los compañeros, y por otro, algunos sentados o tumbados recuperando las fuerzas porque aún no hemos terminado, aunque se nota en el semblante que todos lo tenemos como un objetivo cumplido.


Aquí nos hicimos la foto oficial de grupo, los 67 que empezamos más todos los allegados que nos van a acompañar hasta Alcázar y l@s amig@s que nos han ayudado durante todo el trayecto, desplegamos velas y nos lanzamos al mar de polvo que nos espera de nuevo camino de Campo de Criptana, en este tramo, nos ponemos (plural mayestático) los gigantes a la cabeza, para ir por el camino de la Ruta del Quijote y enlazar con el camino de los Miradores, que es el que nos conduce a nuestros molinos, yo me mezclo con el pelotón y voy hablando con los compañeros de ruta, la pregunta que más se repite ¿falta mucho?¿cuándo llegamos?¿quedan muchas cuestas?.... la contestación de que desde El Toboso todo es bajada no ha surtido efecto, y las pequeñas rampas de los Miradores, se convierten en puertos de primera para nuestras piernas, pero ante la vista de que “se está acabando” se aprietan los dientes y seguimos avanzando.
La llegada a los molinos supone un lapsus para agruparnos de nuevo, nos espera un coche de la policía local que nos conduce entre la población hasta las afueras, donde nos despide en el camino del pico y afrontamos nuestro último tramo, los últimos 8 kms. de la ruta, después de llevar 250 en las piernas, aquí nos sigue acompañando nuestro compañero inesperado, el polvo del camino, pero ya no hay miedo, los nervios hace mucho que desaparecieron, casi al hacerse de día, y no queda duda alguna de que hemos terminado la titán de este 2011, nos volvemos a agrupar antes de cruzar la carretera, para que guiados por la policía local, esta vez de Alcázar, entremos en la población por el túnel nuevo bajo las vías de tren y alcancemos la Plaza de España tras 256 kms., y 20,15 h. después de que la despidiésemos por la noche.
Entrada triunfal, la gente por las calles aplaudiendo y animando, en este momento, se olvidan los malos ratos, los momentos de flaqueza, los dolores varios que tiene el cuerpo por la dureza exigida, aquí el ánimo se dispara y el orgullo de haber superado una vez más, una prueba de este calibre, te convierte en el ser más feliz del mundo, nuestro semblante es para tirar de espaldas, parece que hemos estado vagando por el desierto y en la cara se mezcla la sonrisa de la alegría con la huella de la fatiga, pero en este momento, no importa, lo que de verdad interesa es compartir ese momento con l@s amig@s y compañer@s de este día, se suceden los abrazos, los apretones de mano, los besos, las fotos y la satisfacción generalizada de haber terminado.
Este tipo de pruebas, o al menos en esta sí, no hay vencedor ni segundos puestos, no hay caras largas, no hay lamentos, en la Titán, todos somos vencedores, todos subimos al primer puesto del “cajón”, todos miramos a nuestro compañero con la alegría de que ha hecho el mismo esfuerzo que nosotros y lo hemos compartido, y sobre todo, esta prueba tiene su magnífica representación en los no organizadores, que son los que la hacen tan especial y tan distinta, Rubén, Luis, Javier E., y por supuesto Fran, la reencarnación viva de Alonso Quijano en el Siglo XXI, y de cuyas locuras todos somos partícipes, y ansiosos estamos en que nos ofrezca otra aventura para lanzarnos a ella sin dudar.
Por mi parte, sin poder recordar a todos, y además de los ya nombrados, compartí momentos con Gonzo y Javi de Asturias, Orencio y Ángel Luis Paniagua de Alcázar, Merche y Ocarmeno de Pinto, José María Benayas de Yepes, Roberto Vergara, el benjamín del grupo, y seguro que se me olvida alguno, que espero sepa disculparme, pero que gracias al ambiente de compañerismo que se disfruta dentro del pelotón, hace que un castigo de este tipo, se convierta en uno de los mejores premios que te puedes llevar a tu casa.
Hasta la Titán 2012...

1 comentario:

  1. MANOLO TU CRONICA MUY BUENA NO TIENE DESPERDICIOS LO CUENTAS TAL Y COMO SE VIVIO...
    SALUDOS JUAN SPORT BIKE ALICANTE

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