martes, 21 de octubre de 2014

ION4 NON STOP MADRID LISBOA 2014......2ª PARTE

...
Etapa 6.- Cañaveral-Alcántara.-

 Otra etapa para el Equipo J. esta vez, con otra bici de repuesto para Juan, y mientras ellos pedalean, nosotros nos fuimos a Cáceres a buscar una tienda de bicis, y comprar un manillar para el “destrozón”, aquí el que durmió la siesta del siglo fui yo, una vez que dimos el relevo, me duché y comimos algo, me hice dueño y señor de la cama y no la abandoné hasta Alcántara, bueno, un poco antes, que paramos a echar gasoil, pero que no me enteré de Cáceres, ni de la tienda, ni donde estaba, ni si tardamos mucho o poco, estaba necesitado de un par de horas, sino de sueño, sí de tumbarme y estirar las piernas, eso ha sido con diferencia la mejora sustancial con respecto al año anterior, porque realmente dormir, no se duerme, pero cierras los ojos, y te relajas, cosa que el año pasado no podíamos hacer.


Aquí fue el inicio de nuestra bonita amistad con la lluvia, nos cayó una manta de agua, justo en el momento que iban a llegar nuestros compañeros, lo que ocasionó un pequeño despiste, como que Manolo saliera la siguiente etapa sin bidones para beber, aquí tuvimos que cambiar de nuevo, chip, dorsal y GPS, pero claro, se nos olvidó que los bidones estaban vacios porque eran los que había utilizado Juan, y con la lluvia y los nervios, pues se fue con ellos.

Etapa 7.- Alcántara-Cedillo.

La madre de todas las etapas, esta no nos pilla de susto, y creo que a nadie, es con diferencia la etapa que hace mella en las piernas de los bikers, por distancia, por desnivel y por dificultad técnica, y además con lluvia y barro, nosotros nos fuimos carretera y manta hacia Cedillo, sabiendo que Manolo había llenado los botes en algún sitio, y con los ánimos por las nubes, porque seguíamos rebajando el tiempo con respecto al año anterior, a pesar de los inconvenientes.

Mientras esperamos, confraternizamos con los colegas, nos tomamos un café, hacemos fotos y nos vamos preparando también nuestra equitación, que ahora nos toca de nuevo, sabemos que salieron a las 2, y que el año pasado tardaron 6 horas y pico, así que este año al ritmo que vamos si no tienen ningún percance a partir de las 7, pueden venir en cualquier momento, ¡leches! Como un reloj suizo, a las 7 y cinco, aparecen la pareja, Manolo en unas condiciones lastimosas, ambos parecen salidos de una batalla de trincheras de la primera guerra mundial, se comenta entre los compañeros, y es verdad, que algunos hacen trampas y en vez de seguir el track, vienen por carretera, en estos no hay dudas, parecen 2 terrones de barro con ruedas, pero se han marcado 5 horas en la etapa, ¡con un par!.

Etapa 8.- Cedillo-Ponte de Sor.

Aquí estamos preparados, esta vez no hay problemas de GPS, ni de focos, ni nada por el estilo, nos pasan la pulserita que sirve de testigo del relevo y nos vamos “enciscados”, porque todavía es de día y queremos aprovechar el mayor tiempo posible con luz natural, salimos por detrás de la plaza de Cedillo y empezamos a detectar los cambios con respecto al año pasado, este año nada de carretera, se baja a la presa que sirve de frontera con Portugal por una senda, que termina convirtiéndose en una trialera espectacular, ¡qué pasada! Disfrutando como un “gorrino en una charca”, y porque el terreno estaba mojado y había que sujetar y extremar las precauciones pero todo el desnivel que hay, se baja en un palmo de 200 metros, por momentos parece que voy a salir por encima del manillar, pero llego al final ileso y con la adrenalina a 2.000, y así comenzamos a rodar por la carretera, subimos todo lo que hemos bajado antes, pero las piernas están bien y llevamos buen ritmo, sabemos nuestro límite horario, 5,30 h. que es lo que tardamos el año pasado, así que vamos haciendo nuestros cálculos, a priori, se sigue el mismo recorrido, mucha carretera, hasta que la abandonamos justo cuando empieza a oscurecer y además se comienza por una senda en la que la lluvia de días pasados y la que nos empieza a caer nos complica un poco la existencia, paramos a ponernos el chubasquero porque la temperatura ha bajado, y seguimos por un pequeño cortafuegos subiendo y bajando, atravesando arroyos y dehesas, no se ve ni un alma por la zona, hasta que se nos pega un compañero que viene por detrás y se queda junto a nosotros, pasamos las zonas empedradas que tan bien recuerdo del año pasado, en la que mis piernas y mis posaderas se lamentaban continuamente, y sin embargo este año, no encuentro dificultad alguna y las pasamos sin complicaciones, tanto mi hermano como yo, nos acordamos de los perros que esta zona nos acojonaron el año pasado, y que este año, sin embargo no se oyen gracias a la lluvia, volvemos a salir a una carretera, aquí evitamos que otro compañero se despiste en un cruce y formamos una grupeta de cuatro, el biker recién recogido nos dice que se encuentra fatal y que estaba pensando incluso abandonar, lo animamos, le decimos que lo peor ya está hecho y que se pegue a nuestra rueda porque el terreno lo permite, así les indico que vamos a animar un poco el pedaleo y nos ponemos a tirar del grupo, 25/30 más o menos para no perderlos, y transcurre el tiempo muy deprisa, de vez en cuando miro el reloj, y veo que no son más de las 10 de la noche, sin embargo tengo la sensación de que llevamos toda la noche encima de la bici, volvemos a abandonar el asfalto y pillamos a un grupo de 7/8 que llevábamos delante, al final hemos sacado buen ritmo y seguimos todos juntos, esta etapa es la mejor, mi hermano ha superado sus crisis y llevamos los ánimos y las fuerzas disparados, y contando con el conocimiento de la etapa nos vamos mentalizando de que prácticamente ya está hecha.

            La lluvia ha hecho que los caminos estén en perfecto estado para rodar, si no fuera por los charcos, algunos de considerables dimensiones que ocupan todo el camino y hay que pasar con cuidado, nuestro compañero del “Gambrinus”, se pega un piscinazo en uno de ellos, sin consecuencias salvo el remojón, abandonamos de nuevo los caminos para salir a la carretera, por distancia, nos quedarán unos 20 kms. Y confiados pensando que ya está hecho, nos encontramos con la sorpresa de la noche, el track gira a la derecha para enfilar una cuesta de vértigo entre medias de un bosque, ¡oh, my god! O en su versión más castiza ¡la madre que me parió!, esta es una de las novedades del track, al parecer que los últimos kilómetros fueran por carretera era muy sencillo, y han decidido llegar a Ponte de Sor, cruzando el monte que tienen en los aledaños en vez de rodearlo por carretera, que resulta muy bonito, que es espectacular las subidas y bajadas que tiene, que esto es MTB, que sí, que todo lo que quieras, pero que las piernas ya van cargaditas y esto supone un nuevo suplicio… pero no pasa nada, si hay que subir, se sube y si hay que bajar se baja, así que todo el grupo hacia adelante, hasta que mi GPS, dice que ya ha durado demasiado….y al poco tiempo mi foco también….y el de mi hermano lo mismo, por lo tanto, no nos queda más remedio que “viajar de prestado”, se lo indico a mi hermano, no nos podemos separar de ningún compañero, y tendremos que parasitar la luz y el gps que llevan, menos mal que vamos un buen grupo y es bastante fácil seguir la senda, pero también es verdad, que una vez ascendido se circula bastante rápido por los caminos que serpentean entre los árboles y cuanto menos resulta un poco arriesgado porque los baches que hay no los ves hasta que no están encima, al final después de disfrutar de una bajada sin complicaciones, nos ponemos al nivel de nuestro destino y ahora todo es llanear, se forma una locomotora de 4 bikers, donde nos enganchamos, rodamos a 30 como si nos fuera la vida en ello, y nuestro compañero ocasional “Gambrinus” se lanza como un poseso y se va a 200 metros por delante, durante un buen tramo seguimos en su captura, yo no miro hacia atrás, el grupo de 12/15 que íbamos se estira, pero aquí nadie cede, hasta que salimos a las afueras de Ponte de Sor, donde ya hay iluminación, y aquí después de llevar toda la etapa sin poder ponerlo, me entra el plato grande y me despego de la locomotora, miro para atrás y veo que me sigue el que comparte apellidos conmigo, así que no hay nada que esperar, nos lanzamos a 40/45 en pos del compañero, los últimos 3 kms. Pasan en un suspiro, tal es así que en un cruce nos equivocamos (bueno se equivoca el que va delante) y tenemos que retroceder unos metros para coger el camino correcto y así cruzamos el arco de control, para dar el relevo a nuestros compañeros, el Equipo J, que salen de nuevo…
Parece que es muy tarde, quizás por la sensación del año pasado, pero solamente son las 12,30 de la noche, al final, 5,25 h. es decir, 5 minutos menos que el año pasado, un sabor agridulce porque queríamos recortar más tiempo, pero analizando fríamente, la etapa ha sido mucho más dura que el año pasado, tanto por el terreno, como por la lluvia.

Etapa 9.- Ponte de Sor-Coruche.

            Al igual que el año pasado, en esta estación de avituallamiento, se portan con una amabilidad y hospitalidad dignas de mención, incluso tienen unas Sagres para los corredores, que a estas alturas vienen de cine, el cuerpo está hasta las narices de bebidas isotónicas, barritas supervitaminadas y tonterías de esas que tomamos los ciclistas, así que dos bocadillos de salchichón con sus respectivos botellines recuperan al más muerto.

Saludamos a varios amigos, entre ellos los de El Altillo, que están esperando a su compañero para salir, a “Gambrinus” por el etapón final que ha hecho, y eso que se quería retirar cuando lo pillamos, y saludo a una voluntaria local Ana Martins, que el año pasado nos trató estupendamente y este año también está por allí y también nos recuerda, y sobre todo, nos duchamos con agua caliente, algo de lujo este año, porque en las otras dos ocasiones no había.
            Tras intentar cenar algo, hecho imposible porque los bares ya estaban cerrados, decidimos tomarnos unas pastas del avituallamiento y marchar hacia el siguiente punto de encuentro, Coruche, y esta vez, tomo yo las riendas de la caravana porque José María está con el piloto de la reserva encendido y le digo que se acueste un rato (vaya paliza que lleva él también).

            Así sin más dilaciones, ponemos rumbo a nuestro penúltimo destino, por carreteras secundarias, pero que se hacen amenas, y llevando de copiloto a mi hermano para que no me duerma, vamos charlando un rato hasta que llegamos.
            Aquí este año el punto de control está al lado de la plaza de toros, a estas alturas el movimiento de caravanas es menor, por un lado, porque ya han llegado muchas de las que van por delante, y por otro que los que van por detrás siguen 1 o 2 etapas más atrás.
            Despertamos a los compañeros para que se vayan preparando, yo aprovecho para tomarme un chocolate caliente de máquina que tienen en el control, y tras una insustancial conversación con un chico de allí que llevaba una torrija monumental y que estaba alucinando con la que había liada entre las bicicletas y las caravanas, aparecen nuestros compañeros.

Etapa 10.- Coruche-Lisboa.

            Son las 4 menos diez de la madrugada (una hora menos en Portugal), estos se han presentado sin avisar, menos mal que estaban preparados los del último relevo, más tarde descubrimos, que sí habían llamado, pero no oímos el teléfono, como es habitual, duchas, comer algo y recuperar fuerzas camino del Parque de las Naciones, el año pasado nos ventilamos la etapa en 4,40 h. así que este año será más o menos aunque hayan metido caminos en vez de tanta carretera.
            Transición sin incidentes, llegamos a la zona de parking cuando está amaneciendo, según llegan algunos compañeros de otros equipos la etapa se las trae por el barro, al parecer se hace muy dura, saludamos a los vecinos de Alcázar y decidimos irnos dando un paseo hasta la línea de meta para esperar allí a los sufridos amigos que han hecho la última etapa y saborear poco a poco la victoria.
            Dadas las horas que son, la meta está un poco “desangelada”, aún no han hinchado el stand de fisioterapia que montan para los corredores, y pillamos a todos los de la organización medio dormidos, aprovechamos para hacer fotos y explayarnos con los que van llegando y saludando a algún conocido.
            La espera se hace muy larga, y sobre todo cuando los compañeros que van llegando dicen que la etapa tiene mucho barro y que se hace muy dura, así que vemos pasar los minutos demasiado despacio para nuestro gusto, entre otras cosas porque no hay mucho en lo que entretenerse... llegan los amigos de Alcázar, un tiempo de 43,36 h. un magnífico tiempo, y los nervios y el gusanillo se meten en el cuerpo sintiendo una alegría y una satisfacción al ver los abrazos, las risas y el ánimo de nuestros vecinos, incluso ejerzo de fotógrafo durante unos minutos con una cámara que me deja Roberto, para que ellos puedan explayarse a gusto en un mar de abrazos y palmadas en la espalda. Así, como que no quiere la cosa, en media hora se presentan nuestros amigos en el horizonte a lomos de sus bicicletas, dispuestos a cruzar la línea que separa el objetivo cumplido, detienen nuestro cronómetro particular con 44,06 h. al final, después de todos los inconvenientes, hemos logrado rebajar en 6 horas el tiempo del año pasado, nos ha costado nuestro esfuerzo, pero ¡¡¡LO HEMOS CONSEGUIDO!!! ¡¡¡SOMOS FINISHERS!!! Por segundo año consecutivo.

            Llegan exhaustos, llenos de barro y sedientos, pero orgullosos y satisfechos y con una sonrisa de oreja a oreja, ahora los abrazos los repartimos nosotros, nos animamos, nos reímos, y la alegría se nos nota en los ojos, pasamos al photocall que tienen preparado y nos hacemos cuantas fotos se nos ocurren, saboreamos la medalla que nos entregan al haberlo conseguido y los nervios y la tensión desaparecen por completo, ahora nos toca disfrutar del momento, de decir unas cuantas tonterías, de presumir ¿por qué no?, y sobre todo, de compartir este momento con los amigos.

            Nos dicen nuestra clasificación provisional (se confirmaría como definitiva), puestos 100 y 101 de la general….contentos, felices, nuestro reto era superarnos, nuestra lucha era contra nosotros mismos, contra las vicisitudes, las adversidades, los inconvenientes que surgen en toda carrera, y los hemos superado con creces, esta edición ha sido más dura que la anterior por muchas circunstancias, roturas, lluvia, modificaciones, pero aún así, lo hemos vuelto a lograr y además superando el tiempo del año pasado, nos sentimos orgullosos y se nos nota.

            Después, tranquilamente, iniciamos el camino de vuelta a nuestra “motorhome”, caminando pausadamente, comentando anécdotas que repetiremos hasta la saciedad y disfrutando por lo que acabamos de hacer, ahora solo nos queda relajarnos y disfrutar de la capital portuguesa, paseando sin prisas por sus calles y celebrando con su gastronomía que otro año más hemos llegado hasta allí.
            Este año ha sido distinto al anterior, en una prueba de estas características influyen muchos factores y tiene que ser así, no creo que haya dos iguales; evidentemente ya sabíamos a lo que nos enfrentábamos, quizás por eso, los nervios al principio eran mayores, pero también la experiencia nos ha guiado en aquellos puntos que el año pasado tuvimos que aprender sobre la marcha, el hecho de ir un participante más en cada equipo, ha llevado a enfrentarnos a la carrera con más descaro, se hacían menos etapas, pero las hemos realizado con más intensidad, mientras el año pasado nuestra filosofía era llegar antes del cierre de control, este año ha primado el espíritu deportivo sobre el de supervivencia y todos salíamos a dar lo mejor de nosotros para arañar tiempo sobre nuestras referencias pasadas, eso lo hemos notado en el desgaste muscular, el cansancio por no dormir básicamente es el mismo, porque aunque no pedalees, la tensión, los nervios, el ambiente, hace que duermas muy poco, y este año, sí hemos podido estar más organizados y aunque no dormías, podías tumbarte, la autocaravana ha sido crucial; y en el apartado de incidencias, el año pasado solo tuvimos un reventón, que se solucionó con un cambio de cubierta sobre la marcha, y este año hemos tenido avería y de las gordas, además de un par de pinchazos, por lo demás, la ilusión, las ganas, y nuestra filosofía de pasarlo bien dando pedales han sido las mismas….y de momento siguen intactas y subiendo…¿hasta el 2015?....jejeje.


jueves, 9 de octubre de 2014

ION4 NON STOP MADRID LISBOA 2014



   Érase una vez, cuatro locos por el mtb, que se enteraron de una prueba a la que los organizadores catalogaban como la “más dura y larga” del panorama nacional, y sin saber cómo, bueno, sabiéndolo un poco, se presentaron en ella, dispuestos a luchar contra viento y marea para llegar a la meta dentro del tiempo previsto…eso ocurrió el año pasado, y este año, la prueba a la que juraron y porfiaron que no volverían, se presentaba de nuevo en el calendario, y esta vez los cuatro locos arrastraron consigo a otros dos más, y hete aquí, que a 25 de Septiembre del 2014, nos encontramos por segundo año consecutivo en Las Rozas –Madrid-, recogiendo dorsales y todo lo que ello conlleva para participar en la MADRID-LISBOA ION4 NON STOP, y además con el añadido de que han rebajado en 5 horas el tiempo límite para realizarla. Y otro año más, que llevaremos en nuestro maillot el logo de MPS Castilla La Mancha, la asociación de Enfermos de Mucopolicasaridosis con el fin de que se reconozca y se de a conocer un poco más. (www.mpsesp.org).

     Pabellón Deportivo de Las Rozas, 21,30 h. nuestros nervios ya se han disipado, como no podía ser menos, hemos llegado con el tiempo justo a recoger la autocaravana, sí, este año, no queríamos pecar de incautos, y como la experiencia es un grado, ya nos quedó claro, que una caravana es mejor opción que una furgoneta, y por la misma experiencia, después de la hazaña del 2013, este año, hemos dado cabida en el equipo a un miembro más, al considerar que 2 miembros por equipo es una machada, y esa ya la hicimos, ahora toca disfrutar un poco más, y organizamos equipos de 3, con lo cual, tendremos una etapa más de descanso entre relevo y relevo, también es verdad, que con 4 miembros, se descansaría más, pero es que aquí no se viene a descansar, y para salir a hacer 2 etapas, nos quedamos en casa, jeje.



Así, que nos encontramos José Andrés O., José Andrés C, Juan M., Juan Jesús I, Manolo D-P, José María de apoyo y el que suscribe, con todo preparado para recorrernos media península ibérica encima de la bicicleta, por esos caminos de Dios y con la esperanza de poder cenar un arroz con marisco en Lisboa para celebrar que hemos acabado la prueba dentro del tiempo previsto.
Etapa 1.- Las Rozas-Robledo de Chavela.
Este año, como he dicho, dormimos en la zona de salida, y por lo tanto, nos da tiempo a preparar las bicis en condiciones, a saludar a muchos amigos que se encuentran aquí, tanto para participar, como para animarnos en la salida, y después del briefing (qué le vamos a hacer, les gustan los anglicismos, cuando de toda la vida eso es una charla informativa), pues eso, después de la charla, se da la salida, en principio, neutralizada por las calles de Las Rozas, para después salir como alma que lleva el diablo en pos de la primera estación de hidratación, situada a 65 kms. Al oeste, en la localidad de Robledo de Chavela.

Nuestro primer testigo lo van a llevar Manolo y José Andrés O., obviamente, este año tenemos también 2 equipos, los Mtbgigantes G60 y G70, más que nada porque como el año pasado nos fue bien con esa denominación, pues hemos querido repetir, y además como se cumple también que todos los miembros de uno y de otro son de esas generaciones, pues no se discute…
Nosotros nos desplazamos con la caravana, y este año se nota que ha subido la participación, el campo que nos tienen asignados como aparcamiento está a rebosar y eso que aún no han llegado todos.

Primeros nervios, sobre todo por mi parte, después de dar unas mínimas instrucciones y rápidas lecciones a Juan y Juanchu de cómo utilizar un GPS, resulta que el que no aparece es mi GPS, por más que lo busco, nada, a eso se une el hecho de que nuestros compañeros ya han hecho la llamada de rigor y se van a presentar en la etapa recortando casi una hora al tiempo que hicimos el año pasado y que este año nos sirve de referencia.
Filosofía Zen aplicada al máximo nivel, me visto, acondiciono la bici, bidón, todo dispuesto…excepto el maldito GPS, que no tiene otro momento mejor para jugar al escondite conmigo…esto ya parece de película, mi cabeza repasa todos los sitios donde puede estar, hasta que Juan, vuelve a mirar mi bolsa “de los cachivaches”, y lo encuentra, corriendo hacia el relevo, porque Manolo y José Andrés ya habían vuelto a llamar que nos estaban esperando, buff, ¡¡qué presión!!.

Etapa 2.- Robledo de Chavela-Burgohondo.
Salgo con el corazón en un puño, son las 4 de la tarde, y contamos con la ventaja de que esta etapa nos la conocemos del año pasado, así que como los primeros kilómetros transcurren por carretera, ponemos el turbo y vamos en pos de 3 compañeros que han salido un poco antes que nosotros, dejamos a la izquierda el Observatorio Astronómico que la NASA tiene por estas latitudes,



 y tomamos la carretera que nos dirige a Cebreros, por aquí tenemos un pequeño repecho que hace que disminuya la velocidad, pero enseguida volvemos a bajar, nos lanzamos, y volvemos a subir, hasta que abandonamos la carretera para tomar un camino asfaltado que sale a la derecha con una buena pendiente, en este punto nos adelantan dos bikers con la equitación de Powerade y nos saludan al reconocernos del año pasado, la verdad es que se agradece el detalle, nunca se sabe quien se fija en ti, hasta estos momentos, jeje. Una vez que se acaba el asfalto, se continua por una pista en muy buen estado, aquí empiezan a aparecer las primeras cuestas con mayúsculas,
 si bien, o este año estamos mejor de forma, o las recordaba con más miedo, pero se suben bastante bien, así avanzamos hasta que vemos a Javier, otro compañero del año pasado, que este año ha cambiado la bici por la cámara, y me espero a que ll

egue mi hermano para que nos saque guapetones (es un decir) en la foto/vídeo, y seguimos subiendo, hasta que por una senda sin complicaciones salimos de nuevo a una carretera más arriba de Cebreros, cruzamos la población sin problemas y salimos de ella, para volver a coger un pequeño sendero durante unos metros que te vuelve a llevar a la carretera, desde la que se divisa a lo lejos el embalse del Burguillo, seguimos por asfalto y los kilómetros vuelan, una vez que cruzamos la presa, entramos en una carretera secundaria asfaltada atravesando urbanizaciones y disfrutando de una fantástica vista del embalse,
hasta que en una pequeña plazuela se gira a la izquierda y se comienza por una senda para dar paso a lo que los entendidos llaman “singletrack”, y que toda la vida ha sido un camino de cabras, aquí empieza lo divertido, subidas, bajadas, piedras, raíces, ramas, algún árbol caído sobre la senda, en fin, todo lo que hace divertido este deporte, vamos rodando paralelos a la orilla pero desde una altura respetable, hasta que volvemos a girar a la izquierda para volver a subir y empezar ya la pista de aterrizaje sobre Burgohondo, a donde llegamos tras 3,20 horas, bajando también en casi 45 minutos el tiempo que hicimos el año pasado….¡esto mola!, damos el relevo a nuestros compañeros, la pareja J….Juan y Juanchu, en la misma plaza de toros de Burgohondo, donde han establecido el relevo este año, y comenzamos el ritual de cada etapa, ducha, comida, bebida, y a rodar hacia el siguiente punto de hidratación.

Etapa 3.- Burgohondo-Navalperal de Tormes
¡Vivan los GPS y la madre que los parió! Vaya viajecito que nos pegamos gracias al GPS de la caravana, más de hora y media para llegar al punto de destino y por unos caminos que no pasaban ni las águilas….o somos muy tontos (casi seguro) o no sabía por donde se andaba el chisme dichoso, el caso es que ya de noche por todo el mundo, y gracias a que nos perdimos, aún no habíamos llegado a Navalperal, cuando nos ocurrió el único infortunio de la prueba, digno de mención, porque los pinchazos no cuentan, nos llama Juan, que ha partido el manillar…


¿Cómo? Pues sí, en una bajada, el puño derecho del manillar ha avanzado más deprisa que el resto de la bici y se ha partido, por suerte no se ha llegado a caer y no hay que lamentar daños personales, el caso es que un sudor frío nos recorre la espalda y ponemos en marcha lo que dimos en llamar “Gabinete de crisis”, primera pregunta ¿estáis bien? Sí; perfecto, segunda pregunta ¿dónde estáis? Ni idea, en mitad del campo…pues vamos bien, pero tranquilidad ante todo, soluciones tecnológicas al instante, pasar la localización por wasap, perfecto…2 teléfonos, un iphone, del cual no tienen ni idea como hacer eso, y un Samsung, que no tiene cobertura…pues estamos apañados…comentario de Juan, creo recordar haber visto una indicación del último pueblo, que se llama San Martín del Pimpollar, ya vamos sabiendo algo, pero eso supone que están aún a menos de la mitad del recorrido, así que nos vamos hacia allí con la caravana, las neuronas funcionando a todo tren, me acuerdo del portátil, lo encendemos, mientras José Andrés O. busca con mi movil cómo enviar localización con un iphone, a través del portátil, vemos donde se junta el track con una carretera, así que les indicamos que sigan andando recorriendo el track hasta que salgan a una carretera comarcal y que allí nos vemos, al final, recuperamos cobertura y logran enviar su localización, están a 500 metros nada más de la carretera, así que nos dirigimos hacia allí hasta que los encontramos, aquello parecía un pit stop de Formula 1, unos con las bridas, otros con el dorsal y el chip, otro con los focos y el gps, en unos instantes, hemos pasado todo de una bicicleta a otra, en este caso la de mi hermano, de la organización nos preguntan si todo va bien, y le comentamos el percance, pero que está todo solucionado, y de nuevo, vuelta a rodar y nosotros a nuestro destino, llegamos a Navalperal, descartando descansar, puesto que ya no queda mucho tiempo, y de todas formas, estamos recién estrenados, así que nos bajamos a la plaza donde está el paso de control a ver a los compañeros y saludar a los amigos que haya por allí, entre otros, los vecinos de Alcázar, que yan han salido sus relevos y el buen amigo Oscar, que se encuentra también en los mejores “fregaos”.

            Nos pedimos un bocadillo en el único bar que hay en el pueblo, y nos saluda una voluntaria del año pasado, que se acordaba de nosotros: “los de Campo de Criptana, otra vez por aquí, eso es que no os cansasteis mucho el año pasado ¿verdad?”…. y a ver qué le dices, pues que somos masocas, porque sino no se lo cree.
            En fin, que nuestros compañeros tardan bastante más de lo previsto en llegar, son 5 horas lo que se nos va en hacer esta etapa, se tira por tierra lo adelantado en las anteriores, pero seguimos pletóricos de fuerzas y de ilusión, y sobre todo, sobrados de tiempo con respecto al cierre de control, que este año, ni lo hemos mirado, ¿será por chulería? ;-)

Etapa 4.- Navalperal de Tormes – Navaconcejo.
Esta etapa transcurre sin incidentes, nosotros por nuestra carretera y nuestros compañeros por sus caminos y sendas, etapa corta, con tramos complicados para hacerla de noche, pero sin más problemas, mi hermano aprovecha la cama de la caravana para echarse la siesta del siglo, yo aprovecho con Jose María para lavar las bicis y poner los focos a punto.







Etapa 5.- Navaconcejo – Cañaveral.
Sobre las 3,15 aparece nuestro relevo, esta vez sí estamos listos y dispuestos, y nos vamos con unos cuantos compañeros al mismo tiempo, hacemos un pequeño grupo de 6, del cual me descuelgo un momento por el dichoso GPS, he cogido uno que nos han dejado porque el mío se quedó sin batería y no lo había cargado, y este se apaga la retroiluminación cada 15 segundos y no veo nada, tengo que ir pulsando y no me parece ni práctico ni seguro, así que decido parar a ajustarlo y pillar más tarde a los compañeros, la etapa transcurre por caminos y veredas sin complicación, hacen acto de presencia los primeros charcos de lluvias pasadas, pero sin más importancia, y lo que no sabíamos era la que nos esperaba, no recuerdo exactamente cuando, pero sí que en un momento dado, nos quedamos solos y siguiendo el track, acabamos en una dehesa sin camino que seguir ni senda por donde andar, hay que inventarse el recorrido siendo lo más fieles posibles al track que nos marca, hasta que nos encontramos con una valla de piedra y rematada por alambre de espino, menos mal que aquí nos juntamos con otros 2 compañeros y entre los 4 pasamos las bicis por encima y seguimos la marcha juntos…hasta que llegamos a la emboscada del día, o mejor dicho, de la noche, una vez se cruza una puerta en una empalizada, el track nos lleva a un auténtico barrizal, donde las únicas salidas, son un arroyo o un maizal tras cruzar otra alambrada, momentos de indecisión, motivados también por lo numeroso del grupo que nos encontramos allí, y claro, cada uno opina una cosa, y nadie toma una decisión firme, así estuvimos más de media hora, buscando una salida a aquella encerrona, mientras otros compañeros seguían llegando, cayendo en la trampa como ratones, al final, unos optan por retroceder y salir a la puerta que cruzamos, y otros optamos por saltar la alambrada y caminar por el borde de un sembrado hasta encontrar un camino, el resultado es el mismo, más adelante nos volvemos a juntar todos, y continuamos juntos, hasta que unos metros más adelante, nos encontramos de nuevo con otra puerta de ganado sin abrir, que hay que saltar, esta será la tónica de la noche, vallas, puertas y alambradas, no sé porqué pero me parece que este track no lo han revisado sobre el terreno, tiene toda la pinta de estar hecho desde el ordenador, pero como esto es lo que hay, pues seguimos adelante, hasta que mi rueda trasera pincha, en principio, intento meterle espuma y darle aire de nuevo, y parece que aguanta un poco, pero hemos perdido el tiempo suficiente para quedarnos nosotros solos nuevamente, así seguimos avanzando por los campos extremeños, cuando vemos los primeros mojones de la Vía de la Plata,
que recorrimos hace unos años, pero en sentido inverso, las luces del día ya van haciendo acto de presencia, y eso hace que nos animemos un poco, antes habíamos cruzado por Plasencia, mejor dicho por las afueras, y el sentido de la orientación de noche, me hacía dudar si íbamos en sentido correcto, hasta que salimos a una carretera que indica Carcaboso, y entonces sí, confirmamos que vamos bien, pero nos queda una buen trecho hasta Cañaveral.
            Amanecer es precioso en el monte, y montado en bicicleta, pero si vuelves a pinchar, te quedas tú solo y encima el repuesto lo lleva tu hermano que va 200 metros adelante y no se entera que has pinchado, ya no es tan bonito, así que me toca ir a pie tirando de la bici, hasta que a mi hermano le de por preguntarse donde estoy, el hecho, obviamente es que vuelve y ponemos una cámara en la rueda para continuar, y ya con la luz del día, iniciamos el último descenso antes de nuestra meta, descenso vertiginoso por momentos y peligroso justo antes de entrar en Cañaveral, donde un grupo de bicigrinos estaban descansando en la ermita que hay justo a la entrada del pueblo.
Allí llegamos tras 6,15 h. de pedalada nocturna y vicisitudes varias, pero llegamos enteros y con más mala leche que cansancio, porque no estaba previsto todo esto…