domingo, 15 de junio de 2014

Madridxtrema 2014

Madridxtrema 2014

          Mi bautismo de fuego en esta prueba, ya le tenía ganas, la verdad, porque me han hablado de ella, y no pilla tan lejos, pero todo era cuadrar fechas y este año, me lié la manta a la cabeza y me dije….a por ella, y así ha sido.
        Antes de nada, agradecer a Ricky, de los Castrejones que me pillara el dorsal el viernes por la tarde, porque eso ha supuesto media hora menos de madrugón, aún así, el que suscribe ha tenido que levantarse a las 5 h. a.m., cuando aún no estaban puestas ni las calles para llegar a una hora prudencial a Colmenar de Oreja, pueblo muy bonito, por cierto, que ya conocía de otras visitas y que recomiendo a todo el mundo; pero a lo que voy, me presento a las 7 en el Bar el Púa, me tomo un café mañanero para despabilarme y recojo la bolsa del corredor con el dorsal correspondiente, 266, un número más, para eso no soy delicado, bueno y para comer tampoco, jeje.
       Me dirijo al parking habilitado cerca de la Ermita del Cristo y preparo los artilugios correspondientes, dátiles y barritas para comer, camelback y bote para beber, casco, guantes, gafas de sol, bici y auriculares, pongo el dorsal en el manillar y el chip en la zapatilla y a línea de salida.
         El ambiente no está mal, somos unos 500, pero claro acostumbrado a los últimos eventos como el Soplao o los 101 de Ronda, se me queda un poco justo, pero aún así, está muy bien organizado, un espacio con stands de marcas colaboradoras, un speaker haciendo su función y cientos de bikers llegando de todos sitios, en la salida coincido con Antonio y Jesús, dos hermanos de Bike Carrizosa y charlamos un rato, hasta que pasados unos minutos de las 8, nos dan la salida, en principio neutralizada, yo pensaba que solo sería así, por la población, pero no, transcurre durante unos kilómetros por una carretera comarcal, hasta que se retira el coche de la organización y a partir de aquí…¡ancha es castilla!.
            Vamos muy agrupados todos los bikers, aunque más o menos la selección natural ya se va notando, los hay que avanzan a todo trapo y los que se van quedando detrás en los repechos, y yo para no variar, soy de los del montón, unas veces adelanto y otras me quedo detrás, el comienzo es agobiante los caminos son como si estuviéramos rodando por una fábrica de yeso y el polvo te ciega, hay momentos en los que no se distingue el camino….elegí mal día para ponerme lentillas…y en las primeras rampas serias aparecen los primeros peatones que la suben andando, aunque en esta ocasión son los menos y no causan mucho estrago entre el resto.
   Rodamos a buen ritmo, de tal forma que a mí me marca una media de 21 kms/h. ya sé que no es para tirar cohetes, pero sí, para lo que tenía pensado, (qué iluso) a estas alturas tengo 3 frentes abiertos, mi rodilla izquierda con amenaza de tendinitis, mi bíceps femoral derecho recordándome lo que sufrió en el soplao, y mi lumbalgia que también se deja ver, no me preocupo demasiado, es lo bueno que tiene ser un “perro viejo”, yo sé que con el paso de los kilómetros me iré encontrando mejor y cuando coja mi ritmo, todo volverá a su ser.
            Primer avituallamiento, en el km. 23, sandía fresquita, plátanos, relleno el bote y tirando de nuevo, aquí comenzamos un tramo paralelo a un río (no sé cual, pero quizás el Tajuña) que es francamente bonito, está dentro de las Sendas Verdes de Madrid, pica para arriba pero con mucha ligereza y me viene bien para terminar de amoldarme, lo dicho, la rodilla ya no me duele, y la lumbalgia con ponerme en pie de vez en cuando sobre la bici, la voy conteniendo, así que me empiezo a encontrar bien y voy pasando gente, en esta ocasión he venido solo, así que desde el comienzo voy con mi música en mi mundo y de vez en cuando hablo con algún compañero, aquí la mayoría son de la comunidad de Madrid, solo veo a alguno de Lillo, y un par de bikers de Sonseca, que cuando hablo con ellos me dicen que no, que son de Madrid, pero llevan esa equipación, en fin, lo bueno que tiene el ciclismo es que al final todos somos como una familia y enseguida vas viendo las mismas caras durante el recorrido y terminas hablando con ellos.
            Mientras tanto, voy comiendo dátiles que llevo en un bolsillo, y cuando me doy cuenta estamos en el segundo avituallamiento, km. 45, justo tras pasar por una tubería grande, o un túnel pequeño, el caso es que los que somos XXL, no podemos pasar encima de la bici y toca pasar agachado y la bici al lado, entramos en un pueblo, que no tengo ni idea cual es, pero al menos, el coche de Policía Local, que estaba controlando era de Chinchón… la verdad es que hemos girado tantas veces a izquierda y derecha que he perdido la cuenta y tras salir del pueblo en una pequeña cuesta, toca aprovisionarse de nuevo.
            Repetimos la jugada, relleno el bote, bebo una botella de agua fresquita, y sandia y plátanos, la camelback en esta ocasión libra porque aún tiene, así que ando 5 o 10 metros hasta que me como los plátanos y vuelvo a cabalgar para enfilar de nuevo el recorrido, por aquí es una zona de sendas y monte bajo que se hace llevadero, lo que se sufre subiendo, se recupera bajando sin problemas, llevamos 2 horas y voy pletórico, obviamente sé mi posición dentro del pelotón, pero también sé que voy con mis cálculos a la par y que el cuerpo responde perfectamente, las molestias han desaparecido, y lo único que echo de menos es mi vieja cámara de fotos, porque hay algunas zonas que son dignas de plasmar.
            En un llantazo creo que he pinchado la rueda trasera, por el golpe y la sensación desde arriba de que hace mucho bombo el lateral, así que me bajo y la tanteo con la mano, ¡bah! De momento creo que aguante y pensando que quedará poco para el lugar donde se separan la ruta corta de la larga, igual allí hay asistencia mecánica, así que continuo sin más, es verdad que un poco mosca y controlando, pero hasta que llegamos a un camino en el que se puede rodar sin problemas y me olvido del tema. Así nos dirigimos a Colmenar, como siempre la Policía Local controlando la situación, y he sido testigo directo de cómo un coche ha hecho caso omiso al agente y quería continuar, dándole un buen susto al policía y al compañero que en ese momento estaba cruzando la carretera, menos mal que se ha detenido el coche, yo he seguido y no sé como habrá acabado esa historia, supongo que sin consecuencias, pero es que hay algunos que parece que no puedan perder 2 minutos para dejar paso, ¡leches!....relájate en el coche y disfruta del espectáculo que estamos dando, ¡joder!., es que estas cosas me ponen muy mala leche; en fin, volvemos a salir de Colmenar esta vez cuesta abajo, aquí me junto con un compañero que me pregunta por el desvío de la ruta corta, le digo que “ni flores”, desde luego no he visto ningún indicador, y el colega se viene conmigo jurando en arameo, el caso es que a 200 metros nos encontramos el dichoso desvío, izquierda ruta corta, derecha ruta larga, obviamente no hace falta que os diga cual he tomado…
            Aquí cambia la película, no sé si porque mi posición en el pelotón era con los que hacían la ruta corta o qué, pero de repente de ir acompañado de bikers, me encuentro solo en la inmensa llanura que se vislumbra, a lo lejos veo a un biker, obviamente no me he perdido porque las indicaciones son abundantes y muy claras, alcanzo a mi compañero y lo comentamos, será que muchos se hayan quedado atrás y nosotros vamos cerrando el pelotón de los torpes, el caso es que durante buen rato vamos los 2 solos y un chaval que se nos une. En este momento tengo mi susto del día, últimamente no gano para ellos, y además de la forma más tonta posible, llaneando…porque que me suceda bajando entra dentro de lo posible, pero ¿llaneando? Pues sí, en un camino típico con 2 carriles y un montón de hierba en el centro, yo por el lado izquierdo y mi compañero (luego resulta que también se llama Manuel, jeje) por el derecho, en un momento, mi pedal derecho toca con una piedra que había escondida entre la hierba, eso supone que pegue un bote sobre la bici, y como no se me desenganchan los pedales y todo lo que sube, tiene que bajar (y yo más), aterrizo sobre la nariz del sillín…¡crash!, sillín partido, la inercia hace que mi cuerpo se desplace hacia delante y me quedo sentado sobre la barra horizontal de la bici, pero la rueda trasera se me levanta un palmo del suelo….obviamente todo el que monta en bici, se imagina la situación…pues de milagro, logro detener la bici sin saltar por encima del manillar, los compañeros aún no se lo creen, y la verdad es que yo tampoco, ¡qué cerca ha estado!.

            Compruebo que está todo perfecto, salvo el sillín, claro, enderezo lo que puedo los raíles para dejarlo lo “mejor” posible y vuelvo a subir, a partir de aquí, las paso canutas porque en las cuestas subiendo, obviamente no puedo adelantar el culete, y en las bajadas alguna vez que otra se me ha enganchado el culotte y me he tenido que volver a sentar para desengancharlo, pero bueno, el caso es que seguimos avanzando, ahora ya no tenemos una media de 21, entre otras cosas porque mi cuentakms. está para el arrastre y marca cuando quiere….(Aviso a posibles patrocinadores, acepto uno nuevo, me da igual la marca ;-), jajaja) pero no me hace falta, el pulsómetro sí funciona y me va marcando el tiempo total.
            Con mi tocayo, vamos comentando que la idea es acabar, el tiempo es relativo (eso ya lo dijo Einstein, pero queda bien) que no aparezca “el tío del mazo”, o su primo el “calambres”, y nuestra duda es cuanto nos falta para el siguiente avituallamiento, en teoría debería estar cerca, y efectivamente, tras girar a derechas en una bajada nos encontramos otro pequeño oasis donde reponer las fuerzas nuevamente.
            Ritual del día, comer un trozo de sandía, pillar dos plátanos, aquí me rellena muy gentilmente un voluntario el bote con isotónica y relleno la camelback, y rodando que es gerundio, nos advierten…”queda lo mejor” (nótese la sutil ironía), y nos parten el recorrido, dentro de otros 11 kms. hay otro avituallamiento y desde allí, 8 hasta el final.
            Alegría contenida, parece que ya está hecho…o eso debe ser, a estas alturas nadie piensa en retirarse salvo por fuerza mayor, el caso es que el comienzo es ágil, se rueda llano aunque el camino está un poco incómodo por la sequedad del suelo, nos encontramos en el Camino Natural del Tajo y vamos paralelos a un Canal….aquí hago un inciso…las 2 veces que he rodado por el dichoso Camino Natural del Tajo, he pasado más sed que un naufrago, en la Madrid Lisboa 2013 y aquí…cierro el inciso.
            De repente se gira a la izquierda, se abandona la llanura y lo único que tenemos en frente o mejor dicho a nuestra izquierda son unas lomas de monte bajo, y vegetación de rivera, y unas maravillosas sendas single track, por donde nos toca pasar, aquí está la parte divertida de la ruta, si no fuera por el calor asfixiante y los kilómetros que llevamos, a mí personalmente me gusta y disfruto un montón, pero como digo, no estamos ya para muchas florituras y cualquier repecho se hace muy duro, el caso es que sin darme cuenta siquiera, me encuentro frente a mí, una cuesta enoooooorme, no de longitud pero sí de pendiente y con mucha piedra y arroyos, donde todos los que me preceden van a patita, evidentemente yo como buen compañero, decido no humillarlos y me bajo también para subir andando.
            Una vez coronada la cima, se desciende un poco…para volver a subir, aquí se produce lo que llamo yo el efecto cachondeo, leches, porque hay que bajar si luego vamos a tener que subir…¿no podrían ponerlo todo al mismo nivel?. Y mira por dónde, me acuerdo de cuando estuve hace unos años en la ruta de los Castrejones, que me dejaron marcado a fuego en la memoria sus famosos cortafuegos….pues sí, estos son, solo que en sentido contrario, así que me acuerdo de los castrejones, de los cortafuegos y de la madre del que diseñara la ruta por la que nos está metiendo (todo con cariño, ¡eh!). Aquí ya no me quedan dátiles que llevarme a la boca, si lo pienso bien, he tenido en esta mañana la misma alimentación que un mono, dátiles, plátanos y sandia….lo que no me apetece es comer nada con el calor que hace, y lo que hago es tirar de un sobre de gel que llevo en la camelback para conseguir recuperar un poco las fuerzas, apuro el agua que me queda en la camelback, y con el contenido del bote, voy echando tragos, uno dentro y uno fuera sobre la cabeza, estamos hablando que son casi la una del mediodía y el calor te golpea como un martillo a un yunque, me acuerdo de lo mal que lo pasé en Ronda, y pienso que no puede ser peor, allí rozamos los 47 grados, aquí de máxima daban 37º, no sé si será fiable, al menos me sirve de autoconsuelo y sigo avanzando, una de las cosas que se me olvidó al comienzo fue ponerme crema solar, pero creo que no hará falta, es tanto el polvo que llevamos, que tendremos pantalla de protección 50, por lo menos; los cortafuegos se acaban, un compañero me dice que según sus cálculos nos queda un kilómetro para el próximo avituallamiento, por esta zona abunda una fauna autóctona especial, el biker reventadus, jajaja, los bikers están descansando a la sombra del primer árbol que han pillado, en el último repecho duro, hago lo mismo, me detengo sobre una sombra, y apuro el bote, poco puede ser si solo queda eso, dejo que se me calmen las pulsaciones que andan un poco locas…he llegado a ver 196, y nunca dejo que pasen de 170…. Y nos ponemos en marcha, aquí voy compartiendo penas con Kike de Hortaleza, otro bicigrino que hizo el camino Portugués el año pasado, me dice que ya está hecho, le contesto que hasta que no vea el arco de meta no me lo creo, y así a lo tonto, llegamos al último punto de recuperación.

            Hemos cruzado por debajo de un túnel pequeño para salvar la carretera que va a Villarrubia de Santiago, en total creo que han sido 4 túneles hoy, pues bien, literalmente hemos visto la luz al final del túnel, porque nada más cruzarlo a 100 metros se encuentra el avituallamiento de rigor, aquí varío mi ritual por 2 motivos, primero porque me rellenan el bote los voluntarios, segundo porque me voy a los aljibes portátiles que tiene la organización y meto la cabeza directamente debajo del grifo….¡por Dios! Qué idea le venía haciendo a esto, me refresca y ahora sí, me anima lo suficiente para comerme mi correspondiente ración de sandía fresquísima y el penúltimo plátano del día, tras el oportuno interrogatorio a los voluntarios sobre lo que nos queda, hecho absurdo totalmente, porque la respuesta era obvia,…7 kilómetros de subida. Aquí si relleno la camelback por si las moscas y partimos en pos de nuestra meta.
        200 metros, pero aunque me voy acercando a él, no logro pillarlo, 2 kms. Atravesamos unas olivas y algo más de cerro pelado acercándonos a nuestro final, 1 km. Ahora sí, ya no se nos escapa, queda aún un tramo duro tras volver a cruzar por un puente, un repecho de 2 metros, pero enseguida comienza el asfalto y a los 200 metros ya se ve el arco de meta, según mi pulsómetro llevo 5,55 h. pero según el reloj de la organización estamos en el 5,59…..así que por el poco amor propio que me queda, aprieto los dientes y hago un esfuerzo final, para lograr pasar por debajo antes de las 6 horas….Llegamos, me dan una medalla de Finisher igual que a todos, nos vamos saludando y dando enhorabuenas según nos vamos encontrando, me voy al puesto final a por un bocata de jamón y algo de comida, pero sobre todo bebida, y tras volver a saludarnos, nos hacemos una foto de grupo, 4 de los Xtremos que hemos acabado esta prueba.
    Los compañeros que vamos por esta zona, ya nos conocemos todos, al menos de vista, 2 con maillots de Decatlon, uno del Movistar, Kike, otro con maillot de Moviebike, otro de Biciarea, otro más que pone en su maillot “Los Manantiales” y los 2 colegas con la ropa de Sonseca y alguno más que se me olvida, mi cuenta vuelve a funcionar, así que me fijo en los kilómetros, y sé que me toca contar hasta 7, el tiempo que llevamos en marcha son 5,20 h. sin descontar paradas, y comenzamos con una pequeña bajada que nos tragamos el cruce indicado por nuestras ansias de llegar, tras un pequeño tramo llaneando, empezamos a subir las que serán nuestras últimas cuestas aquí ya las fuerzas están desaparecidas, algunos se bajan en el primer repecho, otros seguimos subiendo, a molinillo, pero encima de la bici, hasta que en un giro de 180 grados a la derecha aparece un cartel con la indicación 3 Kms….. Se grita en alto para animar a los que vienen detrás y aquí el terreno vuelve a nivelarse, metemos plato, bajamos piñones y a rodar otra vez como si acabásemos de salir, en este intervalo, llevo delante al compañero del Movistar a unos 200 metros, pero aunque me voy acercando a él, no logro pillarlo, 2 kms. Atravesamos unas olivas y algo más de cerro pelado acercándonos a nuestro final, 1 km. Ahora sí, ya no se nos escapa, queda aún un tramo duro tras volver a cruzar por un puente, un repecho de 2 metros, pero enseguida comienza el asfalto y a los 200 metros ya se ve el arco de meta, según mi pulsómetro llevo 5,55 h. pero según el reloj de la organización estamos en el 5,59…..así que por el poco amor propio que me queda, aprieto los dientes y hago un esfuerzo final, para lograr pasar por debajo antes de las 6 horas….Llegamos, me dan una medalla de Finisher igual que a todos, nos vamos saludando y dando enhorabuenas según nos vamos encontrando, me voy al puesto final a por un bocata de jamón y algo de comida, pero sobre todo bebida, y tras volver a saludarnos, nos hacemos una foto de grupo, 4 de los Xtremos que hemos acabado esta prueba.


            Mi apreciación personal es satisfactoria, por similitud de distancia y terreno se podría comparar con los 101 de Ronda, aquella acabé con 9,30 horas (8,10 efectivas) y esta han sido 6 horas (5,20 de pedaleo), me ha parecido muy dura, no es que tenga mucho desnivel acumulado, han salido 1.760 D+, un poco más de los 1.500 que decía la organización, pero es muy rompe piernas y con tanto cambio de ritmo hace que sea difícil llevar una cadencia cómoda, y el calor, ¡ay el calor!, da igual la temperatura oficial, en cuanto se pasa de 30 grados encima de una bicicleta, eso es mucho calor, y quien no se conozca bien sus límites y sus reacciones, puede sufrir, mucho no, lo siguiente.


            Me vuelvo encantado con la organización, tanto en calidad como cantidad de avituallamientos, una señalización perfecta, no había ningún cruce sin indicar, y cintas avisando el recorrido por doquier, los voluntarios, como todos los de estas marchas, de campeonato del mundo, atentos, amigables, tratándote como si fueras el propio Indurain; y fiesta final en Meta, con unos sorteos para los compañeros, ¡lástima que no me tocara ningún sillín para cambiar por el mío roto! Y animando a los que iban pasando por meta, hasta que cerraron el control, con el paso de los 2 últimos a las 7 horas y pico de haber salido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario